El 8 de julio fue el día elegido para hacer nuestra excursión a Belfast con el grupo de estudiantes del Programa de Inmersión en Familia Irlandesa. Tuvimos que pedir a nuestros alumnos que hiciesen un pequeño esfuerzo para salir a las 7 de la mañana, ya que el viaje duraría casi tres horas y queríamos disponer de todo el tiempo posible para descubrir la ciudad.
Belfast es la capital de Irlanda del Norte, Reino Unido y se trata de la ciudad más grande de Irlanda del Norte con una población en torno a los 280.000 habitantes.
La ciudad destaca por su importante industria naval y por haberse localizado allí el astillero que fabricó el famoso Titanic. Es por ello, que en primer lugar visitamos el Museo del Titanic. El museo, consta de nueve galerías distribuidas en seis plantas, en las que encontramos, efectos especiales, juegos, reconstrucciones a gran escala y actividades interactivas. Durante la visita conocimos el proceso de fabricación del transatlántico.
¿Sabíais que en toda la ciudad de Belfast podía oírse el estruendo que los trabajadores hacían con sus martillos, día y noche, remachando las casi dos mil placas de acero que componían el casco?
Nosotros pudimos oírlo en los videos que se reproducían en el museo. Viendo, además las pésimas condiciones de trabajo de las que disponían los trabajadores allá por el año 1909 (fecha en la que se inició la construcción).
El casco del Titanic fue botado al mar el día 31 de mayo de 1911, pero su viaje inaugural no se anunció hasta el 10 de abril de 1912, una vez equipado completamente con suntuosos mobiliarios y elementos decorativos.
Cuatro días después de zarpar, desde Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York, el Titanic, colisionó con un iceberg, desencadenando en el trágico final que hizo famoso al, hasta entonces, barco más grande del mundo.
En el museo pudimos conocer todos los detalles e incluso oír la llamada de socorro, que el barco emitió aquella noche del 14 de abril de 1912.
No podemos negar que la visita fue muy interesante.
Salimos con hambre, así que dispusimos de un tiempo para comer nuestros “lunches” en las inmediaciones del museo.
Una vez cargadas las pilas, hicimos una breve visita al barco “hermano pequeño” del Titanic, el cual pudimos recorrer, descubriendo la estética de la época, e incluso vistiéndonos con ropas para la ocasión.
A la tarde, cogimos un autobús turístico, que nos dio un paseo por las zonas más emblemáticas de la ciudad. Pudimos descubrir los murales de Belfast y conocer, gracias a las explicaciones de la guía, un poco más sobre el conflicto del Norte de Irlanda.
Antes de ir a casa paramos en un pub Irlandés, en la ciudad de Derry, para cenar.
Me he dejado algo en el tintero??